Mes(s)i du cinéma

Cualquiera que no haya visto un partido de fútbol en su vida, cualquiera que no conozca la magia, personalidad y excelencia de Messi en el campo, tendría motivos suficientes para pensar que la reciente concesión del Balón de Oro se fundamenta en el juego que ha desplegado durante el último año con la selección argentina. En este video con que su patrocinador personal celebra el galardón no aparece ni una sola referencia al F.C. Barcelona, club donde ha mostrado el grueso de los argumentos por los que ha sido premiado. Sus antológicas actuaciones ante Real Madrid, Arsenal o Manchester United de la pasada temporada han sido totalmente obviadas. Ni siquiera aparece una jugada destacada, gol decisivo o celebración recurrente. Incluso se ha eludido la utilización de imágenes de su infancia en las que se deje entrever un vínculo con la Masia. Messi es Adidas, y es evidente que la marca no puede permitirse el lujo de mostrar ni un solo símbolo que haga recordar ese garabato amarillo que adorna las camisetas azulgranas. En principio un error publicitario bastante flagrante, ya que la ausencia de toda reminiscencia de lo que Messi es habitualmente hace vivamente presente a Nike y a esa gran marca que tiene detrás y que también es el F.C. Barcelona.

Olvidemos por un momento que el objetivo del anuncio sea el de utilizar un acontecimiento destacado de uno de sus asalariados para vender más, y pensemos en como debería ser su forma si realmente quisiera rendirle un verdadero homenaje tanto a su jugador como al computo de sus seguidores. Sin duda que debería tener un forma parecida a la que presenta este video montado por un admirador en el que aparecen mayoritariamente los colores azulgranas, y en el que se recogen las cualidades de su juego, idealizándolo aún más con una música más o menos recurrente.

No hay mejor manera que satisfacer a un seguidor que recordarle esos momentos orgiásticos vividos cuando toda la belleza de su fútbol se vuelve decisiva. Por eso, la utilización de imágenes de un partido amistoso intrascendente y contra España esconda, probablemente, una intención que intenta ir más allá de una simple cuestión comercial. Recordemos que el año pasado para celebrar su segundo Balón de Oro consecutivo, Adidas realizó un video en el que los personajes reales eran sustituidos por unas animaciones tan precarias como las de la serie South Park. En el recuerdo queda la parodia que se hacía de Cristiano Ronaldo. O de su imagen y estilo de vida, mejor dicho. Porque como se sabe, la intención primera de toda publicidad es la de vender personalidades intercámbiales. Resultaba bastante gracioso, pero las carcajadas nos han hecho olvidar que aquel anuncio se titulaba “La historia me persigue pero yo soy más rápido”

Desde que se convirtiera en el máximo exponente del fútbol mundial, Messi no ha dejado de ser cuestionado y repudiado en su país natal por los malos resultados cosechados con su selección. Argentina no tiene a Xavi, Iniesta, ni sobre todo a Guardiola,  por lo que su juego no puede dejar de ser bastante paupérrimo. Incluso se ha llegado a cuestionar su argentinidad por haber desarrollado su carrera desde la infancia en Barcelona. Así que podría decirse que este último spot supone la aparición de todo lo que ha quedado reprimido, todo lo que ha quedado incumplido para ser redimido y proyectado al futuro por su propia voz. ¿No es llamativo que a una persona que no destaca por sus palabras se la haya puesto a hablar durante un minuto sobre unas imágenes que no la definen en absoluto? Lo que Adidas vende para seguir vendiendo no tiene precio.

Como el anuncio hace salir a la superficie todo lo que no se quería volver a ver y utiliza la enunciación en primera persona para destruir las imágenes y hacerlas de nuevo, no queda más remedio que acordarnos de Godard, de su voz en las Histoire(s) du cinéma y pensar en si habrá sido el mejor aliado que ha encontrado la publicidad en los últimos años.

Roberto Espejo.