Un fin para «Nuestras humanidades»

El 15 de Enero de 2012 arrancaba la serie “Nuestras Humanidades” (en aquel momento sin nombre), coincidiendo con el naufragio del Crucero Costa Concordia frente a la isla italiana de Giglio dos días antes.

Hoy, 15 de Julio de 2014, ha llegado el momento de buscarla “un fin” aprovechando que ayer, tras un largo proceso, el famoso barco ha vuelto a flotar para ser conducido a los astilleros de Génova donde será desguazado.

En todo este tiempo “Nuestras humanidades” ha articulado un pensamiento sobre algunos aspectos claves de “nuestro tiempo” alrededor de esta nave que fue protagonista en Film Socialisme (Jean-Luc Godard, 2010), y que nunca llegó a hundirse del todo. Por lo tanto, su fin no puede corresponder a una fecha determinada, como si fuera el fin de su tiempo. Tiene que ser, por el contrario, una tentativa que logre conjugar el tiempo de su fin: la transformación del tiempo que el acontecimiento ha producido conjuntamente de una vez y para siempre. Del mito, de la Historia. Del Costa Concordia, de Juventud en marcha. De Ricardo Adalia Martín y de “algunas cosas” más.

Este fin es una condición que tratará de ser articulada alrededor de la película “Costa Concordia” y el movimiento que describirá a su paso por diferentes Festivales Internacionales. Aquí queda el trailer de este film concebido en formato 854×480, que podrá verse en este blog cuando el Costa Concordia haya sido despedazado por completo.

SEMINCI 2009. Primeras impresiones.

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A unos días del comienzo de una nueva edición del Festival Internacional de Cine de Valladolid y con la programación totalmente completa (hasta hace unos pocos días no sabíamos el título de la película encargada de clausurar el Festival), podemos sacar ya algunas conclusiones.

Javier Angulo, director del Festival, en la carta de presentación de la 54 Edición comentó que “se ha hecho una apuesta por un cine de autor” y “se ha buscado un equilibrio entre grandes directores y talentos emergentes”. En cuanto a lo de cine de autor, aún se está discutiendo su significado y su, a veces, inapropiado uso (a mí la verdad que es una nomenclatura que me repele, no se sí por el recuerdo de la SGAE) y la de los “grandes directores”, supongo que se referirá a alguno de los autores presentes en la Sección Oficial que están bastante lejos de su mejor forma. Con respecto a los “talentos emergentes”, será que van a emerger en este Festival.

Uno de los muchos problemas (el más importante) que arrastra este Festival es el de la falta de un criterio y de unas pautas que nos den unas pistas para vislumbrar hacia donde se dirige. En esta Edición parece que ya se pueden sacar algunas conclusiones: La más evidente es la de la vuelta atrás con miras al “éxito” de la etapa Lara, una fórmula ya agotada. Se vuelven a recuperar a autores significativos en la historia del Festival (Ken Loach, Robert Guédiguian, Goran Paskaljevic) y ese tono pseudo-político-social (muy en boga actualmente) que parece que contenta a gran parte de los espectadores. Lo dicho queda remarcado con una de las novedades de este año: El Premio a la diversidad cultural que consigue que la temática aparente de casi todas las películas sea similar.

Otro dato que llama mucho la atención es el elevado número de producciones españolas: 5 en la Sección Oficial, 4 en la de Punto de Encuentro y 8 en Tiempo de Historia que junto al ciclo dedicado a Carlos Saura y el inefable Spanish Cinema, conforman casi la mitad de los 200 proyecciones que conforman esta Edición. Parece que Javier Angulo aún sigue con la mente en el Festival de Málaga del que procede. En la presentación de la Semana en Madrid en la que Angulo se presentó junto a Elías Querejeta (su primera película se verá en la Sección Tiempo de Historia), el cine español mostró su apoyo a la Seminci, además de la del sector de la crítica encabezada por la revista Cahiers du Cinema que presenta un ciclo dedicado a la Nouvelle Vague.

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Otras de las palabras que últimamente se están oyendo desde la organización del Festival es “riesgo”; salvo las propuestas de Adán Aliaga y Marc Recha, en principio no encuentro nada a lo que se pueda aplicar ese calificativo. Una retrospectiva a Carlos Saura, otra a la Nouvelle Vague y otra a Ettore Scola no creo que hoy en día implique ningún tipo de riesgo.

Para ser justos, también hay que señalar el acierto de contar con Scola como presidente del jurado (otra lacra de pasadas ediciones) y la vuelta a las antiguas salas que la pasada Edición fueron suprimidas. Corregir estos errores así como el de la venta de entradas por Internet o el cambio de la obsoleta web es algo digno de aplaudir.

Para terminar este breve apunte, no podemos olvidar que la programación de un Festival se mide no por lo que se trae, sino por lo que se deja de traer (se me ocurren demasiados títulos) y eso no lo sabremos hasta que termine el Festival y se hagan públicas las programaciones del Festival de Gijón y del Festival de Las Palmas.

Juan Antonio Miguel.